feriados, gorilas y populistas
feriados, gorilas y populistas
Hay un tópico de la
propaganda oligárquica que busca remachar la idea de un país consagrado al pan
y circo, a la siesta eterna, al carnaval improductivo. Es ése que dice que nuestra
inveterada propensión a la vagancia sumada al predominio político peronista
incrementó absurdamente el número de feriados.
La parábola nos habla del perjuicio
que se genera en la producción, que no se compensa con el beneficio de un
puñado de hoteles, bares y comercios de las zonas turísticas.
Más que destrucción o
pérdida de bienes, al reducirse las horas trabajadas en muchas actividades -no
tantas ni todas las que dice la vulgata- lo que se produce es una
redistribución de la necesidad de empleo, sobre todo en el trabajo en blanco. O
necesidad de pagar horas y turnos extra en la producción continua.
Cuando Francia intentó
la reducción de la jornada laboral de 8 a 6 horas buscaba un efecto semejante.
La dificultad que tuvieron fue cómo controlar y asegurar su vigencia. En este
caso es mucho más simple y más fácil.
El feriado puente hace
más largo el fin de semana, pero no tanto como para irse a Europa o Miami, con
lo que el desplazamiento y el consumo se dan por aquí.
Una característica de
la actividad turística es que el paisaje, el atractivo, el objeto de nuestro
afán de visita no es fácil de trasladar. Si quiero conocer las cataratas del Iguazú
debo llegarme hasta allí, aunque en Singapur la mano de obra sea más barata [i].
Sobrevuelan sobre esta propaganda un
prejuicio atávico y otro académico: consumir
no es para los negros, que no han nacido para eso; lo bien, lo culto y lo
científico es enfriar la economía.
Enfriar la economía se refiere a limitar
el consumo de los pobres y de la clase media, pero manteniendo y acrecentando
el de los ricos, que muchas veces consumen en el extranjero, cosa que las
parábolas oligárquicas no cuentan y que sustrae divisas a la dinámica económica
nacional.
Si alguno se toma el
trabajo de leer los decretos que los regularon verá que en Argentina las
reducciones importantes de feriados se produjeron en tres momentos: 1955, 1966
y 1976.
Consagrado para
nuestro escarnio y para hacernos esforzados y obedientes, la vulgata nos brinda
otro lugar común: ¿qué pueblos son ejemplo mayor de disciplina, contracción al trabajo,
previsión, ahorro y productividad? El alemán, inspirador de la ética
protestante; el japonés, sufrido por los males de la guerra; el chino, que
aprendió en hambrunas centenarias.
Antes venían unas
agendas para ejecutivos viajeros que traían todos los feriados del mundo, para
que el usuario vip no llegara a París para cerrar un contrato justo el 14 de
Julio. Ahora se puede consultar en internet. ¿Cuántos feriados hay en otros
países?
No somos una rara avis.
Antes de los gobiernos kirchneristas teníamos feriados más o menos como Uruguay
y Chile. Tras la orgía populista que estableció los feriados puente logramos
estar a la par de Alemania y Japón. Seguimos por debajo de China.
[i] Es cierto que los ingleses se robaron buena parte de la acrópolis, pero
nadie dejará de viajar a Atenas porque ya visitó el Museo Británico. Es cierto
también que existe la réplica y la imitación, pero no es lo mismo ir hasta el
monumento a Güemes en el Parque 3 de Febrero que visitar Humahuaca, ni alojarse
en esos hoteles con góndolas de Las Vegas anula el encanto de perderse en
Venecia. En nuestro país, cuya población y cuya riqueza está distribuida de
manera tan poco homogénea, esa inercia a la deslocalización del atractivo
acentúa las ventajas del turismo.
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