Magia


Magia
Cristina decía que no fue magia, y tenía razón. Macri hace promesas que parecen mágicas, y sorprende que alguien pueda creerle.
Cuando el mago hace su truco lo que hace es divertir. Para esa diversión la credibilidad y la agudeza se suspenden por un rato. El espectador es envuelto por el truco, sí, pero de inicio está predispuesto a creer. He ahí la causa de la potencia del acto.
Claro que está el espectador inconformista, que acompaña a sus chicos o es arrastrado por su cónyuge a desgano. O que es un racionalista que busca ver dónde está la trampa. Si el mago es bueno, lo burla y lo divierte. Si no, también le da diversión, pero otra: la de saberse sagaz y  despierto como para advertir el truco.
Diversión es entretenimiento alegre, recreo, pasatiempo. Pero diversión también es desviar la atención y las fuerzas de un enemigo. Eso tampoco es magia, sino estrategia, malicia, mentira, impostura.


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