TRES TRISTES SEMESTRES
TRES TRISTES
SEMESTRES
primer
semestre:
un pequeño cambio de forma
“La gente baja ya no domina / y volverán a la
cocina”
(Juan Cruz Varela, 1828)
En el acto de asunción presidencial el nuevo
gobierno introdujo un pequeño cambio formal: el juramento ritual se despojó de
la apelación al patriotismo, que fue sustituida por una mención a la
honestidad.
Tribunas de doctrina centenarias, corrientes
patrióticas que clamaron por “la hora de la espada”, furias vengadoras de
túnica albiceleste que conjuraban cualquier sucio trapo rojo que fuera a ondear
sobre la argentinidad, quitaron trascendencia al episodio y lo mostraron como
un rasgo “cool”, acorde con los aires alegres y distendidos que exige la nueva
etapa.
Es un gesto, sin embargo, que resigna la invocación
al destino nacional y al compromiso colectivo, y lo cambia por una vaporosa
promesa de ética individual. Promesa sobre la que cabe la desconfianza, dada la
índole, la historia y el discurso de los protagonistas.
En lo político se mezclan una capa superficial de
buenos modales prescripta por publicistas y jefes de campaña con un fuerte
revanchismo clasista -y aún racista- que se alienta desde la cadena de medios
de propaganda que sostiene al gobierno. La new-age gerencial tiñe apenas de
amarillo un conglomerado conservador en lo social de fuertes pulsiones
autoritarias.
Con pose de firmeza para garantizar orden y
seguridad, y bajo la coartada de la lucha contra el narcotráfico, se prepara el
clima para la represión social, se atizan y agudizan aristas autoritarias en la
actuación policial, se estigmatiza la participación social y se alienta la
violencia política. Se advierte un espíritu de revancha comparable al de 1955.
Falsos republicanos que motejaban de escribanía al
Congreso porque su mayoría votaba en línea con el Ejecutivo, lo atropellan en
materias fundamentales y hasta buscan designar jueces de la Corte Suprema por
decreto y como empleados.
Se exhibe sin tapujos un liberalismo económico que
ha tomado medidas contundentes, todas vulnerando el mercado interno,
destruyendo empleo público y privado, reduciendo salarios, favoreciendo a
grandes empresas, habilitando la salida de divisas, desprotegiendo a usuarios y
consumidores, desfinanciando al estado y exhumando dos viejos fantasmas: la
grave crisis que impide hacer otra cosa, y la necesidad de endeudarse
compulsivamente con bancos extranjeros. Historia bien conocida de recorrer
caminos por los que no llegaremos a una sociedad más igualitaria.
segundo
semestre:
corriendo el
arco y falseando el tanteador
"La gloria de restablecer en toda la
República el predominio de la clase alta, anulando el levantamiento de
masas." (Domingo Sarmiento)
Pasado el
primer semestre macrista poco quedaron de sus falsas promesas de campaña. Se
disiparon las ilusiones de una derecha moderna que, al haber ganado en buena
ley, no quitara bruscamente derechos ciudadanos y conquistas de las mayorías.
Se perdieron las expectativas de que esta fuerza, al asumir el gobierno,
conservara políticas exitosas y buscara superarlas, corrigiendo errores y
mejorando prácticas e instituciones políticas.
En pocos días
se vio que su república, división de poderes y transparencia era sólo
publicidad electoral. Abusivos decretos de necesidad y urgencia;
interferencias, presiones y manipulación del poder judicial para utilizarlo
inquisitorialmente contra adversarios políticos; devolución de secreto,
oscuridad y autonomía a los servicios de inteligencia; emergencias para comprar
sin licitaciones, medio país inundado y un ministro que recomienda encomendarse
a algún Dios; organismos de control colonizados por empleados y gerentes de
quienes deben ser controlados; protocolos represivos para intimidar protestas;
opositores encarcelados a capricho feudal con procesos amañados; libertad de
prensa y la pluralidad de voces vulneradas; autonomía universitaria amenazada;
políticas culturales degradadas; leyes vetadas y Congreso atropellado.
Mientras tanto
consagran la astucia publicitaria, la hipocresía política y la banalidad
calumniosa como arte supremo de gobierno.
Falsos
liberales de honestidad selectiva, su discurso moralista sólo busca denigrar al
gobierno anterior para justificar el plan económico. No se trata de errores ni
de excesos, sino de una vuelta atrás que importará sufrimiento a las mayorías y
pérdida de soberanía nacional.
Un gobierno de
ricos y para ricos, sostenido y aplaudido por el formidable aparato de empresas
periodísticas que trabajan para la minoría que se enseñorea del país. Al resto,
promesas renovadas no ya para el segundo sino para el tercer semestre del año.
Será entonces que advendría el Reino de los Cielos.
Mientras, aquí
en la tierra, culpar al kirchnerismo por lo que hacen ellos inventando que había
una crisis terminal y un estado quebrado.
Queda claro el
grave error de apreciación y concepción de dirigentes que se apresuraron a
representar el papel de oposición domesticada, festejada por la gran prensa
oligárquica y reconocida por el gobierno.
tercer semestre:
al infinito y más allá
"Satisfecho de haber asegurado el influjo de
la primera clase de la sociedad..." (carta de Juan Lavalle a José M. Paz)
El empobrecimiento de la gran mayoría de los
argentinos y la enorme pérdida de dignidad nacional y soberanía, ha tenido como
contrapartida el enriquecimiento acelerado y obsceno de un reducido grupo de
oligarcas, gerentes, empresas y acreedores extranjeros.
Las mentiras del gobierno y las ilusiones de parte de
sus votantes hablaban de moralizar la administración pública, perfeccionar el
funcionamiento de las instituciones democráticas y afianzar la división de
poderes, barnizadas de voces amables y llamados a la concordia.
Sus propias estadísticas señalan caída del empleo,
aumento de la pobreza y pérdida de valor de los salarios. Ningún indicador
económico es favorable, la inflación no ha bajado, el endeudamiento externo en
un año equivale al de los 8 de la última dictadura, cierran comercios y
fábricas como nunca desde el estallido de la convertibilidad. Ni “el campo”
puede mostrar resultados halagadores extendidos y diversificados, las ganancias
sólo se dan en los commodities estrella. Sus cadenas más concentradas -y las que menos empleo generan- son las
únicas beneficiadas, junto con el sector financiero, las empresas de servicios
públicos y los importadores.
Paradoja: el malestar social no ha crecido al mismo
ritmo que la destrucción en gracias a la “pesada herencia” redistributiva
acumulada durante 12 años.
El gobierno reduce gastos en salud –elimina programas,
quita prestaciones, encarece medicamentos- pero explica que la gente abusa y
consume demasiado. Miente al decir que se endeuda para reparar a los jubilados,
porque reduce montos, restringe posibilidades y promueve aumentar la edad jubilatoria.
Recorta fondos para ciencia y tecnología y lanza mensajes denigrando la labor
de los científicos.
Desconoce las paritarias docentes mientras lleva
adelante una campaña de desprestigio contra los maestros, de la que son parte
periodistas que se rasgan las vestiduras por Rosario Vera Peñaloza. Llega a la
enormidad de montar una operación de ciber-desprestigio con agentes de
inteligencia militar y recursos gubernamentales.
Avala el acuerdo paritario bancario, luego lo
desconoce y lo cuestiona judicialmente. Al perder, promueve juicio político
contra el juez. Nunca visto.
Vulnera a jubilados, científicos, bancarios, maestros
que, en muchos casos, lo votaron, un poco por sus falsas promesas y otro poco
convencidos de que su recuperación en la última década era producto exclusivo
de su esfuerzo personal, y no de políticas que lo protegían y alentaban.
El aumento de las tarifas de servicios públicos se
llevó adelante con dos argumentos mentirosos: que buscaba eliminar el déficit,
y que era necesario para asegurar inversiones y la provisión de fluidos.
Pero el aumento de tarifas está en el orden de las
transferencias a cerealeras, mineras, concesionarias y buitres, y al de divisas
giradas al exterior. No hay reducción del déficit sino resignación fiscal sin
inversiones, y reorientación de recursos. Una muy conocida lluvia de abajo
hacia arriba.
Despojo económico, entrega al extranjero y degradación
institucional se completan con la recurrente deshonestidad personal de miembros
del gobierno. Vino el
auto-perdón de Macri vs Macri en el Correo para
hacerlo evidente. Se insinúa
su descrédito moral. Habrá que analizar cómo pudo semejante elenco predicar
sobre la ética en la función pública, o soportar el impacto de Panamá Papers,
por el que renunciaron líderes mundiales mucho menos involucrados.
El despojo económico a las mayorías ha traído un
malestar social inocultable. La tarea es acompañar el proceso por el que ese malestar social devenga en conciencia
política y en acción organizada.
Una luz al final del túnel, que se nos viene encima
"La democracia es un vicio" (Manuel
Antonio Castro, diputado unitario en el Congreso de 1826)
El año político comenzó con un Macri agresivo en la
apertura de sesiones. Un cambio de estilo que forma parte de una estrategia
renovada: confrontar para mantener este rumbo ruinoso para las mayorías.
Se acabaron los modales impostados y los llamados a la
concordia con los opositores dóciles. Sin máscaras, CAMBIEMOS muestra el rostro
eterno del conservadorismo oligárquico. Burlas a opositores, amenazas y
aprietes a gremialistas, provocaciones a militantes de derechos humanos,
espionaje ilegal para todos, persecución política e ideológica, desprecio
explícito a trabajadores, negros, pobres, mujeres, estudiantes y maestros.
CAMBIEMOS no busca acuerdos con opositores
responsables, sino ganar tiempo y sortear obstáculos en el Congreso. Engañó e
incumplió en sus tratos a quienes transitaron -con ingenuidad, temor u
oportunismo- el camino acuerdista de la ancha avenida del medio.
Gabriela Michetti propone suspender las elecciones
intermedias y Patricia Bullrich, disfrazada de soldado, se regodea con sus
amenazas represivas.
La polarización que busca CAMBIEMOS en 2017 está
concebida en clave electoral. Si tiene un éxito relativo o moderado profundizará
la subordinación internacional, la destrucción del mercado interno, las
importaciones y los salarios deprimidos. La pérdida de derechos y garantías
acompañará el proceso.
Es imperioso derrotarlo en las urnas fuerte y
claramente, por el número y por el sentido del mensaje.
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