Venirse al suelo por una causa mistonga


Venirse al suelo por una causa mistonga
“Yo he visto venirse al suelo,
sin que nadie lo disponga,
cien castillos de ilusiones
por una causa mistonga”
Celedonio Flores

Hace unos años escribí unas notas recomendando analizar la política racionalmente, priorizando los aspectos esenciales y relevantes, y descartando o pasando a segundo plano los secundarios, sean éstos sentimientos, faltas o delitos individuales. En una de ellas apelaba a las matemáticas, a la antiquísima paradoja de Zenón, a ciertas ecuaciones diferenciales y a la teoría de errores. Ninguna suma de hechos menores negativos debe cambiar la valoración de lo esencial de una política, ninguna acumulación de tácticas fallidas invalida una estrategia correcta.
Sigo pensando exactamente igual, pero dada la desazón que causan los tiempos de derrota, las traiciones, las miserias, corruptelas y delitos de los propios –dejemos de lado las de los ajenos-, vaya una vuelta de tuerca más sobre la cuestión, invocando también la estructura matemática del universo.
Afirmar que ninguna acumulación de fallas menores ha de afectar la correcta valoración del conjunto no implica que el varón prudente deba menospreciar los errores y zambullirse en el delito o la deshonestidad recurrente. El refrán dice que muchos perros hacen a la muerte del ciervo, y también los estudiantes de ingeniería tienen a mano una fábula matemática para mirar y aprender. Y si de ingenieros civiles se trata, más todavía.
Se puede diseñar, calcular y construir una columna para soportar cargas y esfuerzos eficazmente. Esas cargas actúan verticalmente, sobre la dirección del eje de la columna. Sin embargo, si la relación entre el largo de la columna y las tensiones supera ciertos límites, cobra dimensión el efecto del pandeo. Por ciertas imperfecciones del material comienzan a manifestarse pequeñas tensiones de corte, esfuerzos perpendiculares al eje de la columna. Esos esfuerzos, si se acumulan, producen deformaciones transversales que varían la configuración geométrica de la pieza. Y al cambiar esa geometría de diseño, al arquearse la columna, primero imperceptiblemente, aquel esfuerzo principal, ese que actúa según la línea del eje y que se soportaba correctamente, produce a su vez nuevos y más grandes esfuerzos de corte, que magnifican y varíen más todavía la deformación, hasta el colapso final de la estructura.
Arriostrar es sujetar la estructura para que no se salga del eje, disponer de pequeños elementos que mantengan la configuración y anulen los desvíos. Esos arriostramientos suelen considerarse con razón secundarios, que no es lo mismo que prescindibles.
https://relatosdeviaje-libro2015.blogspot.com/2018/09/no-solo-aquiles-se-le-escapo-la-tortuga.html

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